martes, 28 de abril de 2009

RACE TO WITCH MOUNTAIN. Entretenimiento de cabo a rabo


Jack Bruno es un taxista que lleva una monótona vida en la gran ciudad de Las Vegas; sin desearlo, de un día para otro, un par de extraños adolescentes cambiarán radicalmente dicha monotonía y en menos de lo imaginado Jack se convertirá en parte de una carrera por salvar a la Tierra.

"Bueno, ustedes no lucen como aliens".
Jack Bruno


Las películas hechas por Disney siempre se han caracterizado por ser dirigidas a un público infantil-adolescente y en donde, por razones obvias, la historia será de fácil lectura y comprensión, con personajes simpáticos y situaciones equilibradas tanto de acción como de risa, además de presentar protagonistas que ronden las edades del público objetivo así como la presentación de personajes icónicos, dependiendo de la generación, como en ésta ocasión, la aparición de Dwayne "The Rock" Johnson.

La trama es muy sencilla, un par de jóvenes extraterrestres llegan a la Tierra con una misión para salvar a su planeta y al nuestro de una destrucción casi inminente, en medio de ésto son perseguidos tanto por federales (o algún tipo de "Hombres de Negro" que buscan hacer de ellos casi lo mismo que con el mítico caso de Roswell), como por un enviado de su mismo planeta que tratará de arruinar su misión.

Ahora ¿Dónde cabe Jack Bruno (The Rock) en ésta trama?, pues resulta que de buenas a primeras el "pobre" taxista es quien debe llevar, guiar y, por si fuera poco, rescatar a los jóvenes aliens de quienes los persiguen; si bien es cierto que el guión es bastante facilista no deja de lado una avalancha de acción, y de cierta comedia, que va casi de principio a fin, poco se puede detener el desarrollo de eventos pero con la salvedad de que cada "pausa" entre acción y acción (o humor y humor) es para profundizar en el hecho del por qué están dichos jóvenes aquí, quiénes los persiguen, qué pasa si no cumplen su misión, etc. etc. pero con diálogos sencillos, directos y relativamente breves.


Ésta es una película basada en una historia de Alexander Key (escritor estadounidense) y de la cual ya se habían hecho dos películas anteriormente entre 1975 y 1978 llamadas Escape to Witch Mountain y Return from Witch Mountain; en ésta ocasión ésta historia es retomada y reescrita (y según sé no tiene mucho que ver con las originales) por los novatos Matt López, Mark Bomback y dirigida por, el también novato, Andy Fickman.


Aunque tiene problemas típicos de continuidad, subhistorias que no tiene una conclusión y que solo sirven de relleno (como Bruno y los matones que los siguen) y un par de situaciones un tanto ridículas, el film de por sí es muy entretenido, hasta trata no tan sutilmente (como muchas otras incluyendo The Day The Earth Stood Still) el tema ecológico, el cambio climático y cómo deberían presentarse los aliens a los seres humanos cuando entren en contacto; las persecuciones, los elementos paranormales y las actuaciones, que en general, son muy buenas para el tipo de película dejando al espectador con una grata impresión y esperando una más que posible secuela.

La actuación de The Rock como Jack Bruno es bastante pasable, y aunque es un tanto como Vin Diesel (más golpes que diálogo), no deja de ser un tipo bonachón, el cual, no deja de tener ese carisma que ostenta dentro del cuadrilátero de lucha. Carla Gugino como la Dra. Alex Friedman, que aparece en poco menos de la mitad de la película, es el típico enlace sentimental del protagonista pero, en éste caso, si ponemos un poco de ojo a la pareja que forma con Bruno nos podemos dar cuenta de una cierta parodia a una de las parejas más famosas de la ciencia ficción (Fox Mulder y Dana Scully).


AnnaSophia Robb y Alexander Ludwing, quienes son los jóvenes aliens Sara y Seth respectivamente, realizan papeles muya acordes al tipo de actitud y presencia que denotan en pantalla, mientras que la primera es más sentimental y compasiva, el otro es más frío y lógico, una cree en los seres humanos mientras que el otro duda de ellos. Ambos son nuevos talentos que han surgido en el mundillo del cine en corto tiempo y por dicha razón aun les hace falta mucho camino que recorrer para lograr actuaciones memorables, aunque éstas son bastante creíbles.

Pero hay algo muy notable, los respectivos enemigos, los federales por un lado, liderados por el inflexible y hasta déspota agente Burke (Ciarán Hinds) no pasan de ser un remedo de agentes de alto calibre y capacidad, solo el jefe se salva, los demás son niños en trabajos de adultos, no dan el ancho, tampoco transmiten temor o respeto, algo que, por otro lado, el casi indestructible Siphon sí hace durante la mayoría del film pero emulando una de las "cualidades" clásicas, tanto del extraterrestre malvado y del ser humano típico, destruir todo a su paso sin lógica alguna; lastimosamente al final (en específico su batalla con Bruno) solo me recordó aquel sinsabor que sentí al ver el final de Alien: Resurrection.


En cuestión de efectos especiales no hay mayor novedad pero tampoco se cae de los estándares establecidos por otras producciones, especialmente las que tratan el tema de Ciencia Ficción, pero hay una que otra secuencia de efectos digitales que no dejan muy convencido al que lo capta (incluyendo una escena con balas); el ritmo es bastante rápido pero puede seguirse sin problema y no dejan de dar emoción con ciertos giros, aunque no tan significativos para la trama, pero que le dan frescura e impulsan las subsecuentes secuencias.

Un apartado especial merece el compositor de la música del film, Trevor Rabin, a quien he seguido desde hace un tiempo y no deja de sorprenderme su capacidad para darle cada película un aire muy especial con sus partituras, recuerdo que mi fascinación empezó al escuchar la banda sonora de la película Bad Company (Anthony Hopkins y Chris Rock); en Race to Witch Mountain lo logra de nuevo dándole mucho más fuerza y rapidez a cada secuencia. Sea como sea, éste film es bueno en dentro de su categoría y lo importante es que entretiene a jóvenes y adultos por igual; es Disney, ¿Qué se podía esperar?


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