domingo, 19 de julio de 2009

Harry Potter and the Half Blood Prince. La franquicia del niño mago evoluciona.


La serie de películas de Harry Potter no necesitan presentación, el fenómeno mediático de los libros y sus posteriores adaptaciones cinematográficas se ha esparcido por todo el mundo. Sin embargo, este blog es sobre películas y si por una vez aislamos todos los factores externos que rodean a un filme, cuando se apagan las luces en un cine solo quedan dos cosas.... la película y el espectador.

La serie de adaptaciones sobre las novelas de J.K. Rowling del niño mago van a pasar a la historia del cine como una de las más largas que mejor se han continuado logrando entretener y alcanzar solvencia crítica, claro que ninguna es perfecta u obra maestra. Resulta interesante que al tener un proyecto de estas características (8 películas al hilo basadas en una serie de 7 libros) se da la oportunidad de que se hagan distintos "especímenes", ya sea por los sellos de los diferentes directores, guionistas, incorporación de nuevos personajes o evolución de la propia historia. Esta sexta entrega en particular es uno de esos especimenes por demás interesante. Harry Potter and the Half Blood Prince retira su atención de las escenas de acción y de la constante "parafernalia de efectos especiales" para centrarse más en sus personajes, dando vida a un relato realmente emotivo. Esta vez los espectadores no avisados que solo quieren entretenimiento fácil puede que no encuentren lo que buscan. Para quienes vamos al cine a ver la película y a entretenernos con ella, encontraremos pinceladas de verdadero arte en ella; advierto que si somos interrumpidos o no ponemos atención a los detalles no será posible que logremos apreciar ni entender el filme, yo mismo tuve que verla una segunda vez debido a constantes interrupciones que simplemente no me dejaron ver el filme con tranquilidad la primera vez.

No voy a hablar sobre las diferencias con el libro porque simplemente creo que en ésta ocasión no vienen al caso, ya se sabe que los libros son mucho más ricos (he leído hasta el cuarto con entera satisfacción) pero la serie de películas lleva ya su curso, por algo el cine es un arte distinto. Así que hecha esas aclaraciones voy al grano. La historia inicia donde acaba la anterior, el regreso de Voldemort es ya conocido por todo el mundo mágico e inicia una segunda "oscuridad", donde los mortífagos secuestran a magos y brujas inocentes y el miedo esta a la vuelta de la esquina. En esta ocasión, el protagonista tendrá que involucrarse en la búsqueda de una memoria, un secreto que solo conoce el viejo profesor de pociones Horace Slughorn y que explicaría la razón del por qué el Señor Tenebroso es tan difícil de ser destruido, algo que de ser descubierto podría al mismo tiempo darles la clave para hacer lo contrario y eliminarlo.


Resulta curioso al menos para mí, que la fortaleza de esta sexta entrega es precisamente lo contrario de su predecesora, "La Orden del Fénix", a la que le faltaba un hilo conductor sólido a lo largo de su metraje pero que era nivelada por su impresionante y movido climax final (desde la pelea de los chicos de Gryffindor en el salón de las profecías, la pelea de los mortífagos con los aurores y el breve pero excepcional duelo de Voldemort con Dumbledore). En cambio, "El Príncipe Mestizo" sí tiene un hilo conductor mucho más solido, pero con un final aunque emotivo e importante para toda la historia, mucho más breve y mucho menos pirotécnico (y eso considerando que es el mismo director, David Yates). De aquí que es muy posible que algunos salgan descepcionados esperando ver una titánica batalla final que sencillamente no existe, pero lo más interesante de todo (y eso lo descubrí al verla una segunda vez) es que aunque no le habría venido nada mal un poco más de acción, sinceramente no la necesita.

Los actores estan mejor que en todas las anteriores entregas (pasemos lista: Daniel Radcliffe como Harry Potter, Emma Watson como Hermione Granger y Rupert Grint como Ron Weasley), los principales cumplen muy bien su labor, aunque ninguno destaque de manera alarmante. Vale la pena mencionar que Ginny Weasley, interpretada en todas las películas por Bonnie Wright, cobra mucho más protagonismo que en todas las entregas anteriores, pues uno de los temas principales del filme es el interés sentimental que se despierta en los jóvenes alumnos de Hogwarts. Podría parecer que el tema es una ñoñería adolescente, pero en esta ocasión esta muy bien llevado, provocando la mayoría de momentos divertidos y aportando coherentemente al argumento principal. Mención especial a Tom Felton como Draco Malfoy, quien en ésta ocasión tiene que llevar cierta carga, una misión que lo carcomerá y que lo hará sufrir en solitario, resultando muy convincente. También me ha gustado mucho que hayan vuelto a poner algo de Quidditch, uno de los puntos más originales que se haya podido incorporar J.K. Rowling a su "mitología".


Lo mejor que le puede pasar a una película es que sus actores secundarios cumplan de igual manera que sus protagonistas o incluso mejor, ése es el caso de Alan Rickman como Severus Snape, quizás el actor más infalible en todas las entregas, aunque en ésta no tenga tantos minutos. Michael Gambon ha demostrado llevar con solvencia su papel de Dumbledore desde la tercera entrega y quizás ésta sea su mejor aparición, aunque nunca logró igualar la misma presencia de sabiduría que emanaba el fallecido Richard Harris en las primeras dos.


La nueva incoroporación es Jim Broadbent (bastante solicitado en estos últimos años) quien interpreta a Horace Slughorn. Su papel es determinante para la película y es el profesor con más minutos en pantalla, su caracterización es genial, un viejo que es muy bueno en lo que hace, pociones, y que tiene una especial admiración por la excelencia en los estudiantes, característica que lo vinculó irremediablemente en el pasado con el joven Tom Riddle, siendo este último un formidable alumno. Y eso es lo interesante sobre él, porque por un lado es un viejo jovial, totalmente bondadoso y que definitivamente esta del lado de la luz, pero que carga con el peso de haber contribuido inocentemente a los nuevos días de Oscuridad. Por otra parte, resulta escalofriante la frialdad de las interpretaciones tanto de Hero Fiennes Tiffin (sobrino de Ralph Fiennes, que como ya todos saben, interpreta al adulto Voldemort) como de Frank Dillane, quienes interpretan al mismo personaje, el primero de niño y el otro de adolescente, breves pero efectivos.

Existen detalles que los cineastas suelen colocar en las películas como simbolismos para dotar de un significado mucho más potente a la historia, y es muy gratificante poder verlos en un filme de Harry Potter. Yo me quedo con unas cuantas: Draco Malfoy colocando dentro del armario evanescente a un pajarillo blanco, justo antes de dejarlo dentro, una pequeña pluma blanca se le pega a la ropa, una sublime alegoria de la misión y de la transición a la que se encaminaba, dicha alegoría se completa cuando coloca a un pajarillo negro, la diferencia de los resultados en el armario con ambos pajaros habla por sí sola. Otra escena al principio del filme enfoca en la parte central de la pantalla un corredor iluminado con los estudiantes felices con sus parejas, mientras que a un lado del corredor, en el extremo de la pantalla, Malfoy yace acurrucado en la oscuridad rumiando y sufriendo su carga. Ya cerca del final, cuando el mismo Draco se encamina a realizar su misión, es él quien camina por el pasillo en dirección contraria, levemente iluminado y ahora los estudiantes los que yacen escondidos a un lado del corredor, en la oscuridad besuquiándose con sus parejas, viviendo un mundo a parte del que Draco ya no forma parte.


Es agradable encontrar una escena que parece extraída de un buen drama en toda regla (y no de un blockbuster), cuando Ginny Weasley ayuda a Harry a deshacerse del libro de hechizos del Príncipe Mestizo en la sala de los menesteres, y justo después ella decide robarle un beso, no es la típica línea cursi ni trillada de dos adolescentes que se gustan sino que es un simple "esto también puede quedarse aquí", simplemente genial.

También es positivo ver cómo encaja el argumento con los hechos ocurridos en el segundo libro "La Cámara Secreta", aunque esto es más bien un mérito de J.K. Rowling. Los únicos aspectos que me parecieron extraños fue la poca referencia al susodicho "Príncipe Mestizo", no tanto porque afectara el argumento principal sino que me pareci
ó que lo ameritaba, despues de todo así se llama película. También se echa de menos la poca participación de personajes muy interesantes, como la pequeña y excéntrica Luna Lovegood (Evanna Lynch) o bien la descontinuación de otros personajes que han aparecido en las otras entregas.


Los efectos especiales no tienen el mismo protagonismo que en las otras entregas, pero cuando aparecen estan impecables, (Dumbledore y Harry en la cueva, de lo mejor de toda la saga). Tambien el aspecto de Hogwarts y todo el mundo mago es más oscuro pero no decrépito, los escenarios parecen más majestuosos creando la atmósfera perfecta para los acontecimientos. Respecto de la "regla" que dice cada película, aunque parte de una serie, debe sostenerse por sí sola, éste filme también la cumple, sin embargo deja en el espectador una sensación de "continuará..." más fuerte que todas sus predecesoras, dejando todo dispuesto para el gran final, que será la adaptación del último libro y dicho sea de paso, se dividirá en dos películas. No esta en discusión el que alguien quiera ver ésta película sin haber visto las anteriores, es absurdo.

Harry Potter and the Half Blood Prince, tal vez sea la menos comprendida por el gran público, pero es sin duda una pequeña joya en esta larga serie de entretenidas películas.


viernes, 17 de julio de 2009

THE READER. Una Kate Winslet inmejorable... en un drama mejorable



The Reader (“Una Pasión Secreta” para Latinoamérica), película estrenada en 2008 es otro de esos títulos importantes que han sido galardonados en varios festivales de cine y en premiaciones pero que han tardado demasiado en llegar a nuestras carteleras, tal como le pasó a “Frost/Nixon”, “The Wrestler” y “Doubt” (estas últimas dos aún no se estrenan en nuestro país, y eso que “Doubt” tuvo a cuatro nominados al Oscar).

The Reader (El Lector) es una película dirigida por Stephen Daldry y basada en la novela del mismo nombre escrita por el juez y profesor de leyes Bernhard Schlink, publicada en 1995. Trata sobre el romance que sostiene un muchacho de 15 años, Michael Berg, con una mujer desconocida, Hanna Schmitz, en Alemania del Oeste a finales de los años 50, hasta que un día la mujer desaparece sin aviso y él se queda con el corazón roto. Él no sabrá nada más sobre ella hasta llegar a la Universidad, donde tiene que presenciar el juicio de unas mujeres que fueron guardias de las S.S. (las fuerzas secretas de la alemania Nazi) y que estan siendo acusadas de colaborar en la muerte de cerca de 300 judios en un incendio.


Cuánto ha sido modificado del material original para su adaptación cinematográfica... no lo sé, pero la película posee momentos muy intensos y cargados de una sencilla pero sublime emotividad, para dar paso a otras partes demasiado extensas para lo poco que sucede. Debo admitir que aunque no he visto suficiente cine dramático, sí estoy conciente de que hay una regla que aplica a todo tipo de cine y esa es la de “no aburrir” parece sencillo pero a veces no lo es, existe una diversidad de ejemplos y contraejemplos de películas emocionantes y aburridas, algunos filmes son un inmenso aburrimiento aunque tengan muchas “peleas” o “escenas de acción” y hay otras en las que dos personas dialogando pueden elevarnos los sentidos hasta límites desconocidos. The Reader tiende en ciertos momentos a aburrir y es ése el principal "pero" que yo le veo.

Yo dividiría al filme en tres partes, la primera es la que tiene lo mejor y quizás la mayor cohesión emotiva, cuando el joven Berg es auxiliado por la extraña Hanna en medio de una lluvia y en plena víspera de sufrir una fiebre escarlatina. Hanna se apiada del él y lo ayuda a regresar a su casa, después de que transcurren unos meses y Michael se recupera de la fiebre para luego visitar a Hanna para agradecerle, pero un inocente evento da lugar para que el joven se vea envuelto en una intensa relación con Hanna, relación que inicia de manera meramente carnal (Michael le pregunta el nombre a su amante hasta el tercer día de encuentros) que poco a poco se va convirtiendo en amor. La interpretación de Kate Winslet como Hanna es inmejorable para su papel, recordemos que fue precisamente por este papel que ganó su tan largamente añorado Oscar de La Academia. Hanna es una mujer aparentemente sencilla, introvertida pero de carácter severo, decidida, como la forma en la que intima con Michael la primera vez, pero a la vez es misteriosa, nunca habla sobre ella o su pasado y solo parece disfrutar de los momentos con Michael, y de forma especial aquellos momentos en los que le pide a su joven amante que lea para ella. Michael la deleita de una forma extraordinaria con su lectura en voz alta (la escena en la que Hanna llora intensamente con un triste relato que le lee Michael es inmejorable).


Michael, interpretado en esta parte por David Kross, esta fascinado con Hanna, él nunca había estado con una mujer y su relación con Hanna acapara todos los aspectos de su vida, prácticamente ignora a su familia y amigos para poder estar con Hanna. Pero como todo tipo de relación, evoluciona y entre Michael y Hanna brota un especial amor, pero al mismo tiempo siembra la inquietud en él del porqué su relación parece solo estar en la cama y en los momentos de lectura. David Kross hace también una interpretación muy destacada que podría parecer que sobresale sobre la de Ralph Fiennes (un magnífico actor, de esos que aún no ganan un Oscar pero que quienes ven cine saben que lo merece y por mucho), quien interpreta al mismo personaje pero cuando ya es adulto. Sin embargo la frialdad de Fiennes en su papel tiene una explicación lógica, pues es precisamente el evento de la desaparición de Hanna en la vida de Michael y en especial su posterior reaparición lo que empieza por cambiar o más bien deformar al joven Berg, quien se trasnforma en un tipo distante y gris.

La segunda parte del filme es precisamente ésa, donde la vida de Michael sigue sin Hanna hasta que ocurre lo del juicio, Hanna es una de las acusadas y solo hasta entonces Berg entiende el secreto que su amante escondía, y aunque dicho secreto no tiene nada que ver con las acusaciones que recaen sobre ella, sí jugará un papel determinante en su desenlace. Es aquí donde quiero apuntar la forma en la que la película tiene partes innecesarias, ya que en éste preciso momento no hace falta que nos muestren a modo de “flashback” los pasajes que vivió Michael con Hanna para entender cuál es ese secreto. El juicio es mostrado por partes, pero salvo en la parte final, carece de la fuerza suficiente para emocionarnos. También la visita que hace Berg al abandonado campo de concentración puede que se prolongue y que sea un poco innecesario para comprender la decisión que toma antes de la sentencia.


La tercera parte del filme es cuando ya Michael es adulto, interpretado por Fiennes y tiene que vivir el fin de su relación con Hanna. Winslet “borda” una vez más a su personaje, más allá del asombroso maquillaje de anciana, sus ojos transmiten una esperanza y a la vez una tristeza y un abandono hirientes.

Que una película no tenga un final feliz (como en éste caso) no significa que sea menos disfrutable, sin embargo no es un final feliz lo que le hace falta a “The Reader” sino que la emoción (y no hablo de acción) esta en momentos muy aislados, ciertas partes se prolongan bastante sin que podamos sentir que avance el argumento, quizas se ha utilizado más metraje para contar ciertos aspectos que tal vez podrían haber sido resueltos de una manera más breve. La película es imperdible para poder apreciar una asombrosa interpretación de una de las mejores actrices inglesas de la actualidad, pero que como drama tiende en varios momentos a tornarse gris.

Fotografías extraídas de Rotten Tomatoes

martes, 7 de julio de 2009

TRANSFORMERS THE REVENGE OF THE FALLEN. Parafernalia Pura


Durante dos años los Autobots, una raza de robots alienígenas, ha colaborado en secreto con la milicia terrestre para contrarrestar las actividades de sus enemigos, los Decepticons, quienes se esparcieron por el planeta después de la muerte de su líder Megatrón. Ahora una nueva amenaza se cierne sobre el mundo de la mano de un oscuro ente conocido como Fallen.

"Estoy viendo símbolos" Sam Witwicky

Dos años han pasado desde que el director Michael Bay, conocido por películas como Armaggedon y Pearl Harbor, trajo a la pantalla grande aquella serie animada que muchos disfrutamos en nuestra infancia; los Transformers se han convertido en un cierto tipo de obsesión para Bay puesto que se ha dedicado enteramente a ellos, lo cual no quiere decir que tenga fantásticos resultados.

Durante toda mi vida pasé esperando una película sobre los Transformers, más allá de la genial película animada de 1986, y cuando pude ver la primera de Bay quedé bastante complacido pero no del todo satisfecho; en ésta ocasión La Venganza de los Caídos se supuso, desde que estaba en rodaje, sería mejor que la primera en todos los aspectos y que se convertiría en el bombazo del año…


Empecemos hablando del apartado visual, Bay tiene un ojo muy arriesgado en la cuestión de acción y que a más de alguno ha dejado con mareos después de tantos movimientos de cámara muy audaces; la calidad de los efectos especiales tradicionales y digitales es extremadamente brutal y se lleva un reconocido aplauso de pié porque han logrado escenas increíbles (hablando de imponencia y no de inverosimilitud), en ésta oportunidad los robots son en mayor cantidad, con más variedad y colorido, más y mejores enfrentamientos y con una mayor compactación de los personajes (robots) ya que no son tanto un manojo de fierros inentendibles como en la primera, pero no dejan de ser muy complicados a la hora de que el público trate de ubicar sus diferentes partes, en especial en las peleas.

Los escenarios han sido muy bien escogidos y ahora tenemos un tipo de tour por el mundo y las diferentes culturas que, al menos, nos permiten dejar de lado, por momentos, el ya aburrido, trillado y más que reconocido territorio estadounidense; aunque cae irremediablemente en el bache de los estertotipos (especialemente en las representaciones de ciudadanos de otros paises) y del ampliamente repugnante ultranacionalismo estadounidense. Bay nos da desde el principio acción y esa no para hasta el final, solo teniendo esporádicos momentos necesarios para el desarrollo de la trama y para que los personajes interactúen especialmente en el apartado cómico, el cual, está bastante presente… aunque ligado en su mayoría a las connotaciones sexuales que están a la orden del día (situación que se dio en la primera pero en menor escala) y que fastidian el buen gusto del espectador.

Pero, ahora bien, el marco argumental de Transformers The Revenge of the Fallen parece ser más guiado hacia una búsqueda que, en más de alguna secuencia, solo hace que el público traiga a la memoria cualquiera de las películas de Indiana Jones y más aun si tenemos en cuenta que Shia LaBeouf participó de la última aventura del clásico personaje; una búsqueda que cubre más de la mitad de la película y que se adentra, por momentos, en secuencias sin sustancia y que son solo salvadas por la acción que en ellas impera, si uno es muy alerta puede hasta detectar escenas que parecen tomadas de la ya mencionada Pearl Harbor.


Si uno vio la primera película podrá vislumbrar que hay muchos elementos que Bay fusiló indiscriminadamente para ponerlos en ésta secuela, el argumento se vio empobrecido al querer sacar tantos personajes que no abonaron en nada a la historia y tampoco sirvió para darles un digno desarrollo al resto como hizo, por ejemplo, J.J. Abrams con esa enorme cantidad de personajes que tuvo su versión de Star Trek.

Centrándonos en los personajes principales, ya que no acabaría si menciono a todos los que aparecen entre humanos y robots, tenemos de nuevo a Shia LaBeouf como Sam Witwicky el chico que hace dos años logró el primer contacto con éstos entes robótico; LaBeouf ha hecho en ésta ocasión que su personaje se vea un poco más “vivo” aunque no deja de lado esa parte un tanto estúpida que no deja de faltarle gracia y, desgraciadamente, se convierte de nuevo en ese famoso “elegido” que abunda en casi todas las películas venidas de Hollywood desde la revolución impuesta por The Matrix.


Megan Fox es, y seguirá siendo, el más actual y juvenil símbolo sexual de la industria cinematográfica y en ésta segunda película como Mikaela Banes, la novia de Sam, se mantiene en el nivel de la primera, en otras palabras, aunque la chica es muy guapa y sexy, solo se queda en eso… un estereotipo más agregado a la larga lista de mujeres convertidas en objeto del deseo, sino fuera por el vínculo con Sam y los Autobots el personaje de Mikaela sería intrascendente para la trama total de ambas películas.

Ahora el caso de los robots, Bay se arriesgó y definitivamente perdió al meter una cantidad obscena de robots tanto Autobots como Decepticons ya que muchos solo sirvieron de simple relleno desperdiciando su potencial, a unos no se les alcanzó a desarrollar mejor y a otros se les dio demasiado tiempo en cámara sin ser personajes que sostuvieran la historia (hablo de los gemelos Skids y Mudflap). Es una gran lástima que tanto el esperadísimo Devastator, Megatrón, Starscream y Fallen no llegasen a tener un desarrollo adecuado, sus intervenciones son valiosas solo por momentos y su presencia en pantalla, especialmente del último, es reducida a su más mínima expresión dejando una pobre impresión aunque se suponía que era el más malo de los malos y del que todo el mundo debía cuidarse.


De toda ésta maraña solo se salvan Jetfire, Bumblebee y Optimus Prime, el primero es el típico viejo sabio con un temperamento muy terco pero que en lugar de caer mal se gana al público, el segundo sigue siendo igual de simpático que en la primera, amigo incondicional de Sam y es uno de los más destacables en la trama ya que su fidelidad se mantiene intacta; por último pero no menos importante está el emblemático líder de los Autobots, Optimus no solo ha evolucionado desde la primera entrega sino que despliega un arsenal que hace eco del poder que denotaba en la serie animada, dándonos a un guía nato, íntegro y con voz de mando superior a la que podría tan siquiera soñar Megatrón.

Al final de cuentas, Transformers The Revenge of the Fallen es una fuente de entretenimiento puro, con una potente banda sonora, acción desmedida, explosiones y batallas a granel, por obvias razones (y viendo quién es el director) es imposible pedirle que logre combinar dichos elementos con un argumento de mayor valía, ya que si el guión se empieza a desmenuzar, una de las premisas sobre cierto acontecimiento ocurrido en el comienzo de la humanidad no logra engranar del todo con el resto del argumento y deja a todos aquellos que somos muy criticos con un gran "WHAT THE FU**!!??".