jueves, 2 de abril de 2009

CHANGELING. Un drama de altos quilates


“Nunca empieces una pelea, pero siempre termínala”. Christine Collins

Christine Collins es una madre soltera que trabaja arduamente para mantener una vida decente junto a su hijo Walter quien, un día de tantos, desparece misteriosamente; desde ese momento Christine enfrenta los peores temores de una madre y la negligencia de las autoridades, lo cual la orilla a enfrentar la corrupción que se cierne sobre la ciudad de Los Ángeles.

Bajo la dirección y producción de un legendario Clint Eastwood, Changeling (El Sustituto) es uno de aquellos dramas que no pueden dejarse pasar por alto tanto por la sobriedad de la ejecución, la excelente fotografía, las actuaciones de gran factura como por una historia tan brutalmente conmovedora, escrita por un veterano guionista de la televisión como lo es J. Michael Straczynski (Captain Power And The Soldiers Of The Future, Twilight Zone, Babylon 5) que a más de alguno hará meditar para comparar dichas situaciones con las acaecidas, por ejemplo, en la sociedad salvadoreña actual

Eastwood y Straczynski nos llevan a finales de los años 20 y principio de los 30 en una ciudad de Los Ángeles donde reina la corrupción, el autoritarismo, la negligencia y la represión todo gracias a un departamento de policía totalmente nublado por el poder y que ha olvidado su misión esencial que se basa en servir y proteger al ciudadano común.

Eastwood logra con creces representar, casi al calco, una ciudad, costumbres y aspectos correspondientes con la época en donde se desarrollan los hechos tanto edificios, casas, tranvías, vestuarios, operadoras de telefonía, entre muchos otros con tan buenos resultados que solo obras como El Curioso Caso de Benjamín Buttom pueden superarla. Muy leves detalles escapan al ojo del viejo Clint que sigue, a su edad, dando cátedra de cómo se debe hacer cine.



El laureado director presenta una trama tan fuerte y tan bien desarrollada que hace aflorar sentimientos encontrados en el público, cada secuencia está tan cargada, emotivamente hablando, que en buena cantidad de ocasiones la gente puede sentir la tensión, la rabia, la impotencia y la frustración que enfrenta una madre cuando nadie le cree ni le apoya; también se puede sentir esa sensación de vacío en el estómago por el suspenso y la expectativa que genera cada complicación y cada giro.

Pero es de darle mucho mérito a una irreconocible Angelina Jolie que se aleja, por mucho, de sus clásicos papeles y que hace eco de otros como en Girl, Interrupted y Beyond Borders su caracterización como Christine Collins es excelente, ya que su pálida y demacrada piel, sus expresiones, en las cuales sus ojos y boca son protagonistas de por sí, y su adecuación vocal dejan una imagen de una mujer frágil pero que el amor la mueve para que saque fuerzas de flaqueza y demuestre lo que una madre puede hacer por sus hijos.

Christine no se queda quieta o callada para denunciar que las autoridades han dejado de investigar la desaparición de su hijo Walter y, aun peor, le han dado a un niño cualquiera alegando que es el verdadero niño, haciendo caso omiso de las objeciones de la desesperada madre que halla un gigantesco respaldo en el Reverendo Gustav Briegleb, interpretado por el siempre solicitado John Malcovich, que hace del caso Collins un estandarte más de las denuncias que realiza en contra de la corrupta policía angelina; la actuación de Malcovich, aunque de un perfil relativamente menor a otros trabajos realizados, deja muy gratas sensaciones y, aunque no opaca a Jolie, tampoco se impone como una figura representativa.


Por su contacto con Briegleb y el entusiasmo que le genera, Christine será objeto de varios de los peores abusos de autoridad mientras su hijo sigue perdido; pero los causantes directos de tantos vejámenes y arbitrariedades son los mismos que se suponen defienden a la sociedad como tal; estos corruptos, que se hayan por montones en sociedades como la nuestra y que no tienen reparos en ser jurado, juez y verdugo lo hacen todo solo porque creen tener el poder y la verdad absoluta, es aquí cuando el jefe de policía James Davis y el capitán J.J. Jones (interpretados muy bien por Colm Feore y Jeffrey Donovan respectivamente) causan tanta repulsión, desagrado e intolerancia entre el público por el simple hecho de que se acercan demasiado a la cruel realidad que se vive.

Pero no solo hay policías ‘malos’ también hay ‘buenos’ y es en éste apartado que destaca el detective Lester Ybarra interpretado por Michael Kelly; un agente que por azares del destino al tratar un “simple” caso migratorio se topa con un horrendo escenario que dará un vuelco total a la trama y traerá consecuencias imprevistas para todos los anteriormente involucrados; éste nuevo escenario presentará un nuevo antagonista, Gordon Northcott, un chocante personaje realizado por Jason Butler y que a su paso, un tanto corto, por el film deja una estela de muerte y confusión que hará saltar todas las alarmas, haciendo que la comunidad se movilice para, curiosamente, enfrentar la incapacidad y crapulencia de las autoridades.


Se puede apreciar a lo largo del desarrollo de la historia, cómo aspectos y situaciones dadas en ciertos años y tiempos repercuten en las decisiones, leyes y normativas actuales; como el hecho de que antes, al menos en Estados Unidos, se tenía que esperar un mínimo de 24 horas para comenzar a buscar a niños desparecidos; situación que hoy es inconcebible pero tuvieron que darse situaciones como la vivida por la señora Collins para modificar esos patrones.

Es de recalcar ciertos simbolismos como cuando la señora Collins parece estar tras las rejas de una prisión llorando desconsoladamente, dicha escena denota como se siente en su interior, abandonada a su suerte, con un odio reprimido y encerrada en su propio sufrimiento, situación que solo una madre que haya pasado por lo mismo puede comprender. Así también, se hace un retrato de la realidad, cuando el Reverendo Briegleb habla, ora, predica y denuncia por medio de la radio las atrocidades e incompetencia de las autoridades como ya ha pasado, con otros líderes comunales similares, en muchas ocasiones, en tantos otros países.

A nivel técnico, la película ostenta una de las mejores utilizaciones de claro-oscuros y contraluces que haya visto en mucho tiempo, además del amplio uso de colores opacos, fríos, grisáceos y poco contrastantes, todo eso unido para darle una imagen más sublime para combinar con los sentimientos que denotan los personajes en cada secuencia; la mínima pero muy correcta utilización de música de fondo no deja de ser percibida con mucho agrado y tiende a resaltar el tono emotivo de los momentos clave.

No hay comentarios: