sábado, 28 de febrero de 2009

DEATH RACE. Acción pura y sin sentido


La trama de éste film es simple, Jensen Ames es un hombre condenado injustamente por un crimen que no cometió y debe sobrevivir a un juego mortal llamado “La Carrera de la Muerte” para poder obtener su libertad.

"Amo éste juego". Coach

El director Paul W. S. Anderson nos trae una historia que en realidad es una reedición (o remake) de una clásica película de finales de los años setenta llamada: “Death Race 2000” y que fuera protagonizada por los conocidos David Carradine y Sylvester Stallone. En ésta ocasión Anderson hace las veces tanto de director como de guionista, al igual que en otras de sus realizaciones como Resident Evil y Alien vrs Predator, y logra darnos un producto basado en acción pura y dura, sin mayores argumentos o tramas, centrándose mucho en las carreras, vehículos y situaciones bizarras que se desarrollan entorno a estos.

Contando con un elenco muy propicio, Death Race tiene entre sus filas al actual icono de acción Jason Statham, mejor conocido por sus papeles de El Transportador y Crack, quien interpreta a Jensen Ames un obrero que por azares del destino termina en prisión y debe jugarse la vida bajo las reglas de una fría, inflexible y brutal Warden Hennessey (Joan Allen) que es la manda más de éste espectáculo con tintes de circo romano.

Ames no solo tendrá que enfrentarse a Hennessey sino también a sus otras contrapartes que “viven” de la carrera misma: Machine Gun (Tyrese Gibbons) y Pachenko (Max Ryan) quienes le harán su estadía en la prisión casi insoportable y serán dos grandes enemigos a vencer en cada tramo de la carrera. Pero Ames no estará solo y contará con un grupo de camaradas que le ayudaran a salir adelante, siendo liderados por Coach (Ian McShane) y con una belleza como copiloto llamada Elizabeth Case (Natalie Martínez).


Desde los primero minutos el espectador puede intuir por donde se desarrollará la trama, cuales son sus detonantes y cuales sus consecuencias, aunque el desenvolvimiento de los personajes es bastante correcto no deja de ser, por veces, simple y hasta estereotipado como podemos ver en el caso de los latinos o de los afroamericanos; no hay que hacer análisis de corte freudiano para encontrar por qué éstos prisioneros/corredores actúan como lo hacen. Definitivamente los personajes más sólidos son los de Statham, Gibbons y Allen y son en los que más recae el peso de la poca trama que se tiene

Aunque es cierto que el film parte de una idea actual, la presente crisis económica y su repercusiones llevadas a un entorno futuro bastante pesimista, eso se diluye conforme avanzan los minutos y las sangrientas carreras que en algún momento llegan a recordar otras películas como Mad Max o la franquicia de Rápido y Furioso; la gracia de ésta reside en el hecho de la carnicería a alta velocidad y cómo se llega a su final; y es ahí donde trata, en menor medida, el hecho de que la carrera es un entretenimiento para millones de personas que pagan por tal brutalidad y que es una critica directa, pero que se queda muy corta, en contra de la industria de los reality shows, en donde el público goza con el sufrimiento y los protagonistas sacan lo peor de cada uno de ellos.


Los giros de la trama son pocos, nada profundos y muy predecibles, tal vez solo uno es el que deja cierto buen sabor de boca pero hasta ahí. Hay que halagar el hecho de las filmaciones en movimiento, puesto que casi todo el film es así; hay un excelente trabajo de cámara y una banda sonora muy típica de este género de películas. Los efectos especiales, a su vez, son muy buenos aunque su utilización es menor a la que se podría esperar.

El entorno bastante cerrado de donde se desarrollan las carreras, permite mayor control de los escenarios que vemos pero con la incomodidad de que muy difícilmente varían, lo cual deja al espectador un poco aburrido de ver tantos fierros retorcidos, grandes hangares y rejas. Y no hay que ser un experto en videojuegos para apreciar que muchos detalles dentro de las carreras realizadas son muy propios de los mundos ficticios por los que se deambula cada vez que se agarra el mando de alguna de las tantas consolas existentes.

Death Race, es entretenida, simple y llena de sangre y explosiones; una película que no pasará a la historia y se quedará como una entre muchas; perfecta para pasar el rato un domingo por la tarde cuando ya no hay nada que ver o hacer, aunque en definitiva es muchísimo mejor que la risible propuesta setentera en donde se veían autos con dientes y a pilotos con más apariencia de marcianos que de fieros corredores.


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