viernes, 4 de julio de 2008

EN LA CAMA. De Chile para el Mundo


Daniela y Bruno son un par de desconocidos que desatan todo un remolino sexual dentro de la solitaria habitación de un motel; sin quererlo, en menos de una noche se llegaran a conocer tanto como si hubieran estado juntos toda una vida.

"Tu has sido el recreo antes del resto de mi vida y yo he sido la aventura antes de tu viaje" Daniela

Hace 24 horas tuve la oportunidad de asistir a la presentación de la película chilena "En La Cama", un largometraje del que poco o nada se sabía en ésta parte del mundo y del que, a mi juicio, nunca se hubiera sabido sino fuese por el tremendo trabajo de todas y todos aquellos que se empeñaron en darlo a conocer. Y es necesario apuntar que "En La Cama" cuenta con más de 30 reconocimientos a nivel mundial incluyendo "Mejor Película del Festival Internacional de Cine de Valladolid", "Mejor Película Festival ICARO" y nominaciones a "Oscar a Mejor Película Extranjera", "Ariel a Mejor Película Iberoamericana" entre muchos otros.

Y es en realidad irónico, como ya he mencionado en muchas ocasiones, que las películas que son más reconocidas a nivel de la crítica internacional son las que menos se difunden en nuestras salas de cine, claro que es debido a cantidad razones... llámese impacto de taquilla, puritanismo o simple y sencillamente la incapacidad de nuestros pueblos por tratar de ponerle 'coco' al asunto más que solo quedarse como bobos viendo explosiones, sangre o... simple sexo.

Absolutamente, ese último término es el meollo del asunto en éste film, es el iniciador, la chispa, el detonante, como quieran llamarlo, de todo lo que en esa habitación se desarrolla; ¿quiere el público ver sexo? ¡Pues adelante! "En la cama" es una excusa perfecta... pero... ¿es en realidad solo sexo?... Es definitivo que el director Matías Bize ha creado una cinta dedicada a resaltar todo aquello que hay en medio de los gemidos y orgasmos, mostrando lo impensable para muchos... que los protagonistas CONVERSEN entre cada arremetida...mientras se 'recuperan'.

Esa conversación, casi surrealista en éstos tiempos, es lo que mueve la película, lo que le da su alma, su esencia, esos diálogos salidos de una genial pluma (la del guionista Julio Rojas) por muy comunes que parezcan, no lo son, abordan tantos temas como cuando charlas con alguien por horas y horas y horas sin aburrirte, platicas de la vida y la muerte, de lo masculino y lo femenino, del sexo y el amor, entre muchos otros tópicos, dando muy diferentes puntos de vista y cayendo en discusiones que se convierten en arduos debates.


Las geniales interpretaciones de
Blanca Lewin (Daniela) y Gonzalo Valenzuela (Bruno) nos hacen conocer a una moderna chica feminista-liberal y al típico hombre machista-conservador, tesis que en buena parte de las secuencias parece reforzarse, hasta que en un giro sorprendente en los tramos finales del film nos encontramos con una visión tan distinta que podríamos decir que las definiciones iniciales de cada uno se intercambian dramáticamente convirtiéndose en una crítica sutil: por un lado de la sumisión y por el otro del estereotipo.

El encerrado ambiente de la historia (ya que se desarrolla en su totalidad en una pequeña habitación) hace que el espectador, llegando a la mitad de la película, se sienta un tanto incómodo y hasta agotado, por ello es de agradecer el refrescante (literalmente hablado) momento en el jacuzzi en donde ambos protagonistas juguetean como si de delfines se tratase, permitiendo con ello una reactivación del deseo de saber que hay más allá.

Y se logra tal objetivo ya que, aunque ya los hemos visto hablar de temas un tanto superficiales y otros un poco más profundos, es cuando sale a flote poco a poco lo que no se sabe... los aspectos más íntimos de cada uno, los miedos, mentiras, verdades, aversiones, experiencias y hasta enojos mutuos haciendo parecer que se trata de un matrimonio que lleva años conociéndose y no de una pareja que concreta un encuentro fortuito. Cada personaje siente que tiene derecho de cuestionar al otro, de increparlo y hasta de exigirle para luego caer irremediablemente en la cuenta de que es algo que no debía pasar pues solo querían tener sexo para divertirse y, curiosamente, olvidarse de todo lo que está por ocurrir de ahí en adelante.


Todo un mundo de emociones se desarrolla dentro de una habitación la cual fue ambientada tan adecuadamente que parece otro personaje dentro de la trama, la iluminación que varía por zonas, desde lo tenue a lo cálido, sus decorados, sus colores y detalles como el letrero "SEXIT" hacen evocar la figura del sexo como eso: una salida, un escape por muy reducido y corto que parezca para dejar atrás, por unas horas al menos, la dura realidad; el sonido por su parte es de una calidad destacable y la musicalización es más que oportuna pues da el toque de chiste, ternura y hasta de tristeza en momentos clave.

Las composiciones, el 'look' y las tomas, aunque con tendencias modernistas ya vistas, no dejan de causar buen gusto, aunque hay un par de movimientos de cámara que están de más ya que no muestran nada nuevo o revelador como por ejemplo cuando se tiene una toma del rostro de Daniela y comienza un largo recorrido hasta el otro lado de la cama para ver el rostro de Bruno. Es de halagar a su vez la gran profesionalidad de Lewin y Valenzuela en los actos sexuales que realizan pues denotan esa pasión, fuego y entrega como si en verdad lo estuvieran viviendo y me atrevo a decir que tanto el guionista como el director quisieron hacer la película como una puesta en escena de tres actos divididos exactamente por la misma cantidad de coitos.

Matías Bize es un director
que ha logrado saltar aquella barda que muchos artistas a nivel mundial nunca franquean ya que la trama de su "En La Cama" es una compilación de temas tan universales, tan comunes y otros tan complejos que cualquiera se puede sentir identificado, como fue mi caso cuando mencionaron el gusto por diversos tipos de películas o la mención de las caricaturas de los ochentas ¡Oh, Sí!. Tanto él como Julio Rojas demuestran estar en sintonía a la hora de que las palabras de uno se convierta en el carrusel audiovisual del otro, listo para entregar una historia estupenda que merece un estruendoso aplauso tanto por el producto final como por el esfuerzo que supuso llevarla a cabo.

Altamente recomendable (conste es para mayores de 18 años), si cualquiera de ustedes tiene la oportunidad de ver ésta película no se la pierda, se está ante una pieza de arte moderno que nos reconfirma que sí hay buen cine en nuestro continente y que si solo fuéramos menos malinchistas con lo que se da en nuestras sociedades latinoamericanas pienso que podriamos "¡¡Dominar el Mundo!!"... hmmmm jejeje creo que eso es de otra historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en la cama, hmmmm, interesting!