Una de las películas que más esperaba ver en el presente año era AMERICAN GANGSTER, desde que el trailer internacional salió publicado en la red el año pasado sabía que sería una visita obligatoria al cine, y es que los artistas involucrados en éste proyecto son de lo mejor: Denzel Washington, Russel Crowe y en la dirección Ridley Scott en un proyecto basado en hechos reales.
A finales de los años 60 un gangster respetable e inteligente, Bumpy Johnson, muere repentinamente de un ataque al corazón dejándole su legado a su hombre de confianza, su chofer Frank Lucas, él se verá obligado a restaurar el imperio de su antiguo mentor que empieza a decaer en los nuevos tiempos, es entonces cuando se convierte en el más poderoso traficante de heroína, comprándola directamente a los “fabricantes” en Tailandia e ingresandola a los Estados Unidos en los ataúdes de soldados muertos en la guerra de Vietnam. Paralelamente, Richie Roberts es un policía rudo pero honesto, cuya vida familiar se esta derrumbando y es excluído cada vez más por la policía corrupta; el “nuevo orden” de Frank Lucas y su “nueva droga” desata un ambiente cada vez más violento entre la mafia, y es entonces que la policía se ve obligada a crear una nuevo grupo que se dedique especialmente a combatir el tráfico de droga liderados por Roberts, eventualmente su lucha lo llevará hacia Lucas.
La película nos muestra los dos lados de la moneda, Frank Lucas como un personaje que evoluciona de ser el chofer y matón de un gangster, a construir su propio imperio, y es que a pesar de que su “empresa” es un negocio sucio, que causa el sufrimiento de muchos y que él mismo puede llegar a ser violento y frío en extremo (impactante la escena en que elimina a uno de sus rivales), el espectador llega a sentir cierta simpatía por él, por alguien que trabaja duro para conseguir lo que quiere, que es inteligente, ordenado, que aprecia y ama a su familia, que sabe conquistar a una mujer, que no derrocha su dinero ni llama la atención, y en esto Denzel Washington hace una excelente y sólida interpretación, creando una especie de “antivillano”.
El detective también tiene una evolución, inicialmente su mundo se empieza a derrumbar, hasta que se le presenta la oportunidad de tener su propio séquito de policías honestos con los que podrá finalmente darle rumbo a sus esfuerzos, trabajando duro también por conseguir lo que quiere. Sin embargo, su vida personal contrasta enormemente con la del gangster, veáse la forma en la que trata a las mujeres, y cómo pasan ambos una cena de Acción de Gracias. Russel Crowe encarna a éste personaje (recordemos que ya ha trabajado en otras ocasiones con Ridley Scott, en la famosa “Gladiador” y más recientemente en la menospreciada “A Good Year”) y lo interpreta con la misma fuerza que su colega, sin embargo el guión dota de más matices al personaje de Washington. Entre los otros del reparto se encuentra al recientemente popular Josh Brolin como el corrupto detective Trupo, Cuba Gooding Jr. Interpreta al exótico gangster rival de Lucas, Nicky Barnes, Carla Gugino es la atormentada esposa de Richie Roberts (excelente escena donde gana la custodia de su hijo) y a la nominada al Oscar Ruby Dee con unas cortos pero emotivos momentos.
Resulta emocionante ver como cada uno de éstos hombres sigue su “carrera” y cómo la recorren entre los terribles hechos de los cuales forman parte, hasta toparse el uno con el otro hacia el final del filme, y es aquí donde el espectador tiene esa pequeña lucha interna (yo la tuve) en desear de alguna forma que Frank Lucas triunfe sin que Roberts fracase. Es posible que algunos no estén de acuerdo que un gangster traficante de drogas sea representado con ciertas virtudes deseables en cualquier ser humano, pero en mi opinión es un detalle que hace a la película más interesante. La ambientación y el vestuario nos ubica de manera realista en principios de los 70 y la banda sonora es perfecta en cada tramo, amplificando la emoción y el dramatismo de cada secuencia.
Son más de dos horas de metraje que no se sienten, a ratos un poco violenta pero nada gratuito, como lo que estamos acostumbrados a recibir de tanta película de acción hoy en día. Muy buena y espero sea un buen presagio para el presente año, del cual esperamos bastante.
A finales de los años 60 un gangster respetable e inteligente, Bumpy Johnson, muere repentinamente de un ataque al corazón dejándole su legado a su hombre de confianza, su chofer Frank Lucas, él se verá obligado a restaurar el imperio de su antiguo mentor que empieza a decaer en los nuevos tiempos, es entonces cuando se convierte en el más poderoso traficante de heroína, comprándola directamente a los “fabricantes” en Tailandia e ingresandola a los Estados Unidos en los ataúdes de soldados muertos en la guerra de Vietnam. Paralelamente, Richie Roberts es un policía rudo pero honesto, cuya vida familiar se esta derrumbando y es excluído cada vez más por la policía corrupta; el “nuevo orden” de Frank Lucas y su “nueva droga” desata un ambiente cada vez más violento entre la mafia, y es entonces que la policía se ve obligada a crear una nuevo grupo que se dedique especialmente a combatir el tráfico de droga liderados por Roberts, eventualmente su lucha lo llevará hacia Lucas.
La película nos muestra los dos lados de la moneda, Frank Lucas como un personaje que evoluciona de ser el chofer y matón de un gangster, a construir su propio imperio, y es que a pesar de que su “empresa” es un negocio sucio, que causa el sufrimiento de muchos y que él mismo puede llegar a ser violento y frío en extremo (impactante la escena en que elimina a uno de sus rivales), el espectador llega a sentir cierta simpatía por él, por alguien que trabaja duro para conseguir lo que quiere, que es inteligente, ordenado, que aprecia y ama a su familia, que sabe conquistar a una mujer, que no derrocha su dinero ni llama la atención, y en esto Denzel Washington hace una excelente y sólida interpretación, creando una especie de “antivillano”.
El detective también tiene una evolución, inicialmente su mundo se empieza a derrumbar, hasta que se le presenta la oportunidad de tener su propio séquito de policías honestos con los que podrá finalmente darle rumbo a sus esfuerzos, trabajando duro también por conseguir lo que quiere. Sin embargo, su vida personal contrasta enormemente con la del gangster, veáse la forma en la que trata a las mujeres, y cómo pasan ambos una cena de Acción de Gracias. Russel Crowe encarna a éste personaje (recordemos que ya ha trabajado en otras ocasiones con Ridley Scott, en la famosa “Gladiador” y más recientemente en la menospreciada “A Good Year”) y lo interpreta con la misma fuerza que su colega, sin embargo el guión dota de más matices al personaje de Washington. Entre los otros del reparto se encuentra al recientemente popular Josh Brolin como el corrupto detective Trupo, Cuba Gooding Jr. Interpreta al exótico gangster rival de Lucas, Nicky Barnes, Carla Gugino es la atormentada esposa de Richie Roberts (excelente escena donde gana la custodia de su hijo) y a la nominada al Oscar Ruby Dee con unas cortos pero emotivos momentos.Resulta emocionante ver como cada uno de éstos hombres sigue su “carrera” y cómo la recorren entre los terribles hechos de los cuales forman parte, hasta toparse el uno con el otro hacia el final del filme, y es aquí donde el espectador tiene esa pequeña lucha interna (yo la tuve) en desear de alguna forma que Frank Lucas triunfe sin que Roberts fracase. Es posible que algunos no estén de acuerdo que un gangster traficante de drogas sea representado con ciertas virtudes deseables en cualquier ser humano, pero en mi opinión es un detalle que hace a la película más interesante. La ambientación y el vestuario nos ubica de manera realista en principios de los 70 y la banda sonora es perfecta en cada tramo, amplificando la emoción y el dramatismo de cada secuencia.
Son más de dos horas de metraje que no se sienten, a ratos un poco violenta pero nada gratuito, como lo que estamos acostumbrados a recibir de tanta película de acción hoy en día. Muy buena y espero sea un buen presagio para el presente año, del cual esperamos bastante.
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